Me interesan, sobre todo, las grandes preguntas: ¿de qué estoy hecha? ¿para qué estoy en el mundo? ¿cuál es el propósito de la existencia humana?. Pero lo que aventuro, más que conceptos, son exploraciones poéticas, momentos de la imaginación y del maravillarse con el material que me permiten incurrir en ese lugar con proyecciones de cohete intergaláctico, sus múltiples respuestas escalonadas: polvo de estrellas, cosmos, universo, galaxias, explosiones solares, deseo.
Encuentro en el arte la capacidad de buscar respuestas. Esa habilidad que es compartida sólo con la filosofía o la poesía. Mi búsqueda, emprendida dentro del dibujo y de la pintura, me ha llevado a indagar en un cuerpo de trabajo donde exploro la abstracción como un espejo de mundos extraordinarios: gaseosos, minerales, calientes o gélidos, que albergan otras vidas inimaginables. Al mismo tiempo esta búsqueda es también resistencia, desde el arte, ante el peligro de que éste sirva sólo como ilustración de teorías o se convierta en una postura post como tantas. Mi práctica se parece cada vez más al laboratorio del alquimista: corto, pego, pinto, escribo, experimento, reflexiono: estoy tras lo fantástico, guiada sólo por la imaginación y el deseo.